sábado, 11 de abril de 2009

Nostalgia


" ‘¡Estel, Estel!' -exclamó Arwen, y mientras le tomaba la mano
y se la besaba, Aragorn se quedó dormido. Y de pronto, se reveló
en él una gran belleza, una belleza que todos los que más tarde
fueron a verlo contemplaron maravillados, porque en él veían
unidas la gracia de la juventud y el valor de la madurez, y la
sabiduría y la majestad de la vejez. Y allí yació largo tiempo,
una imagen del esplendor de los Reyes de los Hombres en la
gloria radiante anterior al desgarramiento del mundo.

"Pero Arwen salió de la Casa, y la luz se le había extinguido en
los ojos, y a los suyos les pareció que se había vuelto fría y
gris como un anochecer de invierno que llega sin una estrella.
Entonces dijo adiós a Eldarion, y a sus hijas, y a todos
aquellos a quienes había amado; y abandonó la ciudad de Minas
Tirith y se encaminó al país de Lórien, y allí vivió sola al
amparo de los árboles que amarilleaban hasta que llegó el
invierno. Galadriel había desaparecido y también Celeborn había
partido, y el país estaba silencioso.

"Y allí por fin, cuando caían las hojas de mallorn pero no había
llegado aún la primavera, se acostó a descansar en lo alto de
Cerin Amroth; V allí estará la tumba verde, hasta que el mundo
cambie, y los días de la vida de Arwen se hayan borrado para
siempre de la memoria de los hombres que vendrán luego, y la
elanor y la niphredil no florezcan más al este del Mar.

JRR Tolkien, fragmento de los apéndices de El Señor de los Anillos.

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